Tras un manto celeste, una cascada de brillo,
de dulce manera me observan tus ojos…
¡Ay de mí! El silencio como idioma, las miradas como gestos
junto con las risas y mansas caricias disimulan todo.
Y llega el día en que tan trabajoso disimulo, rompe el silencio…
¿Quién ocupa tu mente? ¿A quién miran esos ojos?
Mi nombre no clamaste, y un vacio en el sentimiento antes sentido
me destrozo el alma y toda esperanza…
¡Maldito seas! Mil veces maldito…
Tras un manto rojo, una cascada de desilusión,
de indiferente manera te observan mis ojos…
¡Ay de ti! El frio como idioma, los esquivos como gestos
junto con la tristeza y unas pocas lagrimas descubren todo.
¡Que confusión! ¡Que difícil de entender!
Tanto odio, tanto enojo en mi pecho
ese día ¡Maldito día!
se tornaron en fundamento de mis palabras…
Un fundamento vacio,
¿Por qué tanto odio? ¿Por qué tanto enojo?
Si en mi pecho solo cabe amor para ti…
Si no puedo ser viéndote sufrir…
Si no puedo tenerte, te dejare ser feliz,
no puedo obligarte, te dejare ser libre…
Porque viéndote feliz, mi corazón late,
Porque viéndote libre, mi alma se libera.
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